FOBIA DE IMPULSIÓN.

  • El miedo es una respuesta emocional que afortunadamente está dispuesta para avisarnos ante un peligro externo o interno, siempre que nosotros lo interpretemos como peligroso. El miedo es un “salva vidas” que “nos regala” nuestro instinto de supervivencia.
  • Las fobias, son miedos exagerados y desadaptativos que padecen algunas personas ante estímulos inocuos, y que le llevan a evitar situaciones.

            Una gran parte de la población general admite tener pensamientos de contenido violento, como hacerse daño a sí mismos o a otras personas. Normalmente estos pensamientos se generan ante situaciones de, por ejemplo, frustración o enfado. La mayoría de las personas incluimos y aceptamos estos pensamientos con cierta facilidad, y aunque no nos agraden los explicamos como una respuesta “normal” a las conductas de otros que nos han causado ese estado emocional.

          En la fobia de impulsión están implicados especialmente, los pensamientos  de tipo intrusivo y disfuncional, que la persona interpreta como posibles: “si los pienso es porque podría ser capaz de hacerlo”. Estos pensamientos, suelen tener las siguientes características:  

  • Suelen ser mensajes concretos y específicos.
  • Suelen ser creídos por la persona que los sufre, aunque, a su vez considera que son irracionales, que no se basan en ninguna evidencia real, y son contrarios a “su verdadera realidad personal”. Son pensamientos que la psicología llama egodistónicos porque aparecen y se mantienen contra la voluntad y el criterio de la persona que los padece. Estos pensamientos entran en conflicto con la “verdadera realidad” de estas personas, lo que provocaría que cuestionasen sus valores y sentimientos, ya que chocan con el concepto e imagen que tiene de sí mismos.
  • Son difíciles de evitarlos o controlarlos.

         Es una idea persistente del propio pensamiento de “que vas hacer daño a alguien, a otra persona que suele ser una persona muy querida (pareja, hijos, etc)”. La idea sobreviene en forma de impulso en situaciones familiares y de forma inesperada. Por ejemplo, cuando Lucía tiene a su hija en brazos piensa: “ahora puedo apretar el cuello y asfixiarla”, o cuando su pareja duerme: “¿Por qué no le clavas el cuchillo y rebanas su cuello?”. Estos mismos o similares pensamientos, pueden aparecer contra sí mismo: “tirarme desde la ventana, hincarme un cuchillo cuando estoy utilizándolo” entre otros ejemplos.                                                                  

         Las personas con fobia de impulsión reconocen el sin sentido o irracionalidad de estos pensamientos, pero esto no evita que se sientan angustiados en la creencia de que pudieran llevarlos a cabo ante la mínima posibilidad de que en algún momento pudieran suceder.

          Ante esta angustia y sufrimiento, el camino más corto, y aparentemente razonable es evitar estas situaciones. Por ejemplo, evitar estar solo cuando tiene miedo de hacerse daño a sí mismo, no estar a solas con sus hijos, no subir a lugares altos… prevenciones que serían lógicas si este miedo fuera sano y adaptativo. Por el contrario, este miedo no responde a situaciones peligrosas o realistas.

APRENDER A MANEJAR ESTOS PENSAMIENTOS. TRATAMIENTO.

  • El primer paso para mejorar la fobia de impulsión es el que hemos tratado de explicar hasta ahora y que sería comprender y aceptar lo que me pasa “tengo un problema psicológico que nada tiene que ver con mi realidad emocional y racional”. Este es un problema que tienen otras personas y que, como tal, viene siendo investigado y tratado por la psicología científica y aplicada. Puedes estar tranquilos, tu fobia de impulso no será el motivo de “tus desgracias”. La única víctima de este problema es la persona que padece estas obsesiones.
  • Una vez “comprendido teóricamente” el problema, y que nuestros familiares no corren peligro, nuestro siguiente objetivo es trabajar para que esos pensamientos, aunque sean intrusivos, aparentemente perniciosos, salgan incomprensiblemente de mi mismo, y aunque vayan dirigidos a las personas que más quiero, se entiendan como lo que son: SOLO PENSAMIENTOS.
  • Pero ¿qué tendríamos que hacer para deshacernos o mejorar una fobia a los perros, a las tormentas, pájaros, hablar en público…? No vamos a explicar en esta única clase cómo se trata una fobia. Solo pretendemos trasmitir algo que, sin duda, ya habrás captado: tendremos que aceptar y tratar de acercarnos a lo que tememos, familiarizarnos con la causa de nuestro miedo, comprender que nuestra ansiedad la produce el rechazo, la evitación, como el hecho de que no queremos encontrarnos con una tormenta, con un perro, o con esos intrusos que son nuestros pensamientos…

            Hemos hecho el símil con la fobia específica y aunque compartan término, como hemos dicho al principio, las personas que padecen este problema de pensamientos intrusivos tienen unas características de personalidad tendentes al control, a la exigencia, al perfeccionismo, que han de conocer, saber que son parte de un problema de tipo obsesivo que deberían de tratarse paralelamente.

                                                                               Centro de psicología ALITER.

                                                                                    María López Domenech.

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